martes, 19 de mayo de 2015

La tabla de Flandes de Arturo Pérez Reverte



    Sumidos en una época propensa a olvidar su pasado, son pocos los que sienten tanta admiración por lo antiguo como la protagonista de esta novela, Julia, que en su trabajo de restauración se ve envuelta en una serie de asesinatos que parecen tenerla a ella como pieza central.
    El autor mantiene el secreto de la identidad del asesino hasta el final y sorprende al lector al desvelar que es el mejor amigo de la protagonista, César, cuyos motivos son de una profundidad difícil de comprender.Todo lo anterior, mezclado con las numerosas y detalladas descripciones de personajes y obras  hace que nos sumerjamos en esta trama, pero lo que verdaderamente la hace especial es cómo cambia el autor sucesos que aparentemente no tienen nada que ver. Ejemplo de esto es la partida de ajedrez que aparece en el cuadro restaurado, sobre ella girará la novela y  servirá de inspiración al asesino, que la utiliza como reflejo de una parte de sí oprimida, que desea venganza contra una vida poco elegante, y que deja vencer a lo rudo y seguro en lugar de a lo brillante. Por ello, y por su amor incondicional de homosexual hacia Julia decide eliminar todas las “malas” influencias de esta.
    Quizás y como contrapunto,  están las descripciones mencionadas,  tan detalladas que se hace un poco pesado seguirlas, a esto se añade  el lenguaje, a veces extravagante, de los propios personajes.
    Concluyendo, es una obra que recomiendo por la riqueza cultural y expresiva que presenta y que hará que el lector ansioso de desvelar la trama – aunque no pueda soportar las numerosas descripciones que contiene el libro- siga leyendo hasta el final.

                                               Juan José Gálvez Viruet   2º de Bachillerato A

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