Sumidos en una época propensa a olvidar su pasado,
son pocos los que sienten tanta admiración por lo antiguo como la protagonista
de esta novela, Julia, que en su trabajo de restauración se ve envuelta en una
serie de asesinatos que parecen tenerla a ella como pieza central.
El autor mantiene el secreto de la identidad del
asesino hasta el final y sorprende al lector al desvelar que es el mejor amigo
de la protagonista, César, cuyos motivos son de una profundidad difícil de
comprender.Todo lo anterior, mezclado con las numerosas y
detalladas descripciones de personajes y obras hace que nos sumerjamos en esta trama, pero lo
que verdaderamente la hace especial es cómo cambia el autor sucesos que
aparentemente no tienen nada que ver. Ejemplo de esto es la partida de ajedrez
que aparece en el cuadro restaurado, sobre ella girará la novela y servirá de inspiración al asesino, que la
utiliza como reflejo de una parte de sí oprimida, que desea venganza contra una
vida poco elegante, y que deja vencer a lo rudo y seguro en lugar de a lo
brillante. Por ello, y por su amor incondicional de homosexual hacia Julia
decide eliminar todas las “malas” influencias de esta.
Quizás y como contrapunto, están las descripciones mencionadas, tan detalladas que se hace un poco pesado
seguirlas, a esto se añade el lenguaje,
a veces extravagante, de los propios personajes.
Concluyendo, es una obra que recomiendo por la
riqueza cultural y expresiva que presenta y que hará que el lector ansioso de
desvelar la trama – aunque no pueda soportar las numerosas descripciones que
contiene el libro- siga leyendo hasta el final.
Juan José Gálvez Viruet 2º de Bachillerato A
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